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29 de septiembre de 2008

CAUSAS DE LA REVOLUCION DE ABRIL

CAUSAS DE LA REVOLUCION DE ABRIL
Mientras la sociedad civil se desarrollaba y en su dinámica cercaba a un Estado o sociedad política que no podía recomponerse, reestructurarse de manera democrática con cierta permanencia, elementos estatales de esa misma sociedad política se desplazaban para articular alianzas con elementos o componentes de la sociedad civil, con mediaciones de la sociedad civil o desde la sociedad civil.
Se perdía la hegemonía desde el Estado cuando militares democratizadores abrían un canal intraestatal a la contra/hegemonía, se ganaba contra hegemonía cuando ésta establecía un canal de comunicación con elementos o factores de desequilibrio de la contra hegemonía. La contra/hegemonía, es decir, la capacidad de ascendencia de lo democrático y popular que es la sociedad civil, debilita la sociedad política con su acción y la división de esta, y se fortalece con su expansión alrededor del Estado y en el Estado con algunos factores o componentes de su crisis (es decir del Estado) que se incorporan a la dinámica que ella, como expresión clasista, de sujetos y de nación, desarrolla a lo largo de ese período.
Si bien es cierto que el proceso es complejo, y que, podría parecer que los grandes sujetos de la Revolución de Abril son los militares constitucionalistas y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ello no es tan simple y sencillo, y podríamos decir que tampoco es cierto como afirmación absoluta.
Emerge, se desarrolla y expande la sociedad civil, surgen organizaciones políticas como el PRD que se plantea reformar desde arriba, es decir, un grupo ilustrado encabezado por un “jefe” que conduce a la democratización, sea pactando con Balaguer en 1962 (ganar una elección no es gobernar obedeciendo al pueblo) o con un golpe de Estado en abril de 1965.
En esa lógica los militares constitucionalistas serán un componente para apoyar la reforma política como resultado electoral conducido por un “jefe” carismático (Bosch) o los ejecutores de un golpe para restaurar un gobierno electoralmente escogido y derrocado.
Pero la dialéctica sociopolítica y sociocultural es mucho más compleja, y por lo tanto le complicó la realidad a los esquemas o proyectos de democratizar y reformar desde arriba.
No es casual que a pesar de que se produce el 24 de abril de 1965 primero como alzamiento militar con apoyo civil, pero fundamentalmente como alzamiento militar, entre el 25 y 26 de abril se produce una especie de crisis en la expresión político-operativa de la contra/hegemonía, cuando el PRD y una parte de las fuerzas militares alzadas no pueden empujar a fondo el proceso insurreccional.
El PRD como partido populista tradicional concebía la política como un ejercicio de líderes carismáticos y Estado o gobierno (sociedad política) en cierta medida, aunque tenía raíces en la sociedad civil y hacía oposición a partir de componentes de la sociedad civil, la capacidad de actuar en desenlaces estaba referida al referente del orden y el control de la sociedad política en armonía con la hegemonía en la sociedad civil.
En el caso de los militares constitucionalistas estaba la doctrina y el saber convencional militar, asociado al equilibrio interior de la política y la política armada, sin que necesariamente otro saber y otra política armada tuviera que contemplarse en el desenlace de confrontaciones.
¿Cuándo la Revolución de Abril, avanza, se profundiza, se despliega? Lo hace cuando de una u otra manera, elementos, tanto de la vieja sociedad política en crisis como de la sociedad civil emergente, confluyen en puntos de acercamiento más asociados a lo democrático, a lo civil, a lo no convencional, a la emergencia o eclosión de fuerzas masivas donde convergen intenciones y espontaneidades, donde lo armado se redistribuye y no se especializa y donde lo político democrático se hace evidente y asumido por lo militar: el militar se reconoce como político y el político civil se arma, se hace militar, un reencuentro total de la naturaleza de los y las ciudadanos y ciudadanas.
No pretendemos mitificar, sabemos limitaciones y limitantes. Pretendemos decir que cuando el poder, las capacidades de hacer, decidir, controlar, planear, se produce en asociaciones y articulaciones más horizontales (lo que no es perfección) se potencian y activan los procesos, y ello permitió al 27 de abril de 1965 redesplegar la revolución de abril y ello explica la intervención norteamericana o yanki del 28 de abril de 1965.
Probablemente si ese punto de encuentro de la crisis de hegemonía en sus componentes más íntimos y sensibles (lo militar) y el despliegue de la contra hegemonía y la estrategia insurreccional del Movimiento Catorce de Junio (1J4) y otras fuerzas de izquierda se hubiera producido más tempranamente el curso de la historia pudiera haber sido otro. Transformar el alzamiento militar en una insurrección masiva desde la sociedad civil, donde lo militar alzado que escindió la sociedad política y lo insurreccional civil desde la sociedad civil convergieran, podría haber sido una expresión democratizadora radical para esa época, y de hecho, como proceso comenzó aunque no culminó.
Ello no sucedió así, pero es una lección y un referente. Fueron los comandos constitucionalistas, con militares, religiosos, civiles, mujeres, haitianos, homosexuales, obreros, campesinos, moradores/as de los barrios, jóvenes, los que dieron una dimensión democrática y popular, un sostén de sociedad civil “constitucionalista” con más poder que los órganos convencionales de la “constitucionalidad” y que se abrió un cierto espacio a pesar de esquemas convencionales de ciertos sectores de izquierda referidos a la conducción o dirección política y a la estrategia armada en la diversidad.


CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN DE ABRIL.
Consecuencias de esa guerra civil que dividió la familia dominicana; y que luego la aglutinó para iniciar una guerra patria en contra de las tropas interventoras norteamericanas. Lo cierto es, que el pueblo dominicano fue el verdadero protagonista de la gesta de abril, al escribir con letras indelebles páginas hermosas de luchas, de sacrificios, pero sobre todo, de dignidad. Hoy que se han calmado las pasiones, y que nadie niega el papel estelar del Doctor José Francisco Peña Gómez (no hace mucho tiempo, algunos limitaban la actuación del Doctor Peña Gómez, al simple llamado que hizo al pueblo a través de radio comercial y tribuna democrática). Hoy que nadie se atreve acusar a Don Juan Bosch de ser un cobarde por no poder estar presente en esos momentos cruciales (no hace mucho tiempo, algunos irresponsables por intereses político, lo llamaban injustamente cobarde). Pienso que el pueblo dominicano, ha dado su justo valor histórico, tanto al coronel Fernández Domínguez, como al coronel Francisco Alberto Caamaño y se ha olvidado, de esos estériles debates sobre la estelaridad de ambos en la gesta. Esto me anima a edificar a nuestros jóvenes bachilleres y universitarios para que hagan conciencia de lo trascendental que fue la Revolución de Abril. Se perdería la objetividad sino se analiza ese histórico evento sin tomar en cuenta la guerra fría que convulsionó nuestra sociedad de entonces; es de justicia significar, que muy al contrario del pensamiento democrático, de la igualdad, y de la defensa de los derechos civiles y políticos enarbolados por el prócer Juan Bosch, en su constitución de 1963, hubo nefastos militares que levantaron la bandera de la corrupción para mancillar la dignidad del pueblo (las cantinas militares dirigidas por el general Belisario Peguero, es un ejemplo contundente) y no le perdonaron al presidente electo su honestidad y su plan de austeridad. De Juan Bosch aprendí, que los grandes hechos de la historia, jamás deben verse aislados; por eso, el líder político de la Revolución de Abril, estableció con claridad, que si bien es cierto, que el golpe de estado fue un antecedente inmediato para la guerra de abril, lo cierto es, que la sociedad dominicana no había formado una sociedad capitalista capaz de hacer una revolución burguesa; y éste era el último intento de cuajar la revolución burguesa, que no fue posible en 1844, 1857 y 1863 como modelo burgués.

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